lunes, 24 de marzo de 2014

Presentación y entrevista a Carlos Tello Macías sobre su libro “Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica en México ”

Memorias de un economista

Carlos Tello Macías nació en Ginebra, Suiza, en 1938. Hijo de Manuel Tello Barraud, un experimentado político, diplomático y miembro del Servicio Exterior Mexicano, se educó en los Estados Unidos, estudiando una licenciatura en administración de negocios en la Universidad de Georgetown y una maestría en la Universidad de Columbia. Asimismo, a los 22 años viajó a Inglaterra para estudiar el doctorado en economía en la Universidad de Cambridge. Ha sido subsecretario de Hacienda, secretario de Programación y Presupuesto, director general del Banco de México y embajador de México en Portugal, la URSS-Rusia y Cuba. También se ha desempeñado como profesor en El Colegio de México y la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. La editorial Debate acaba de publicar sus memorias con el título de “Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica en México”.

Admirador de John K. Galbraith, un autor al que, dice, nunca ha dejado de leer, Tello Macías es una figura clave para todos aquellos lectores familiarizados con la política y la economía nacionales. Buena parte de su trayectoria pública ha quedado plasmada en sus libros sobre la tenencia de la tierra, la nacionalización de la banca en septiembre de 1982, la política económica mexicana entre 1970 y 1976 y la transición del comunismo al capitalismo en la URSS (después Rusia) mientras ocupaba el cargo de embajador. Con una prosa clara y directa, académica en el mejor sentido de la palabra, Tello Macías recuerda sus años de estudiante en el extranjero y el sistema educativo en el que se formó, más preocupado, dice, en “averiguar lo que el estudiante sabía (y no, como suele suceder en otros sitios, lo que el estudiante no sabe)”. Los grandes temas que subyacen a “Ahora recuerdo” son, sin lugar a dudas, el poder y el dinero, siempre interactuando y produciendo efectos que muchas veces dependen de las circunstancias y los marcos ofrecidos por las distintas áreas de la función pública.

Como empleado de Nafinsa (Nacional Financiera S. A.), un banco de desarrollo modélico y emblemático para la historia del país, Tello Macías aprendió “la importancia que tiene recabar y presentar la información con orden, con rigor, cotejándola y cerciorándose de que esté bien”, para lo cual tuvo que sumergirse más de una vez en los polvorientos archivos del Banco de México o la Dirección General de Estadística. En una época en la que no existían ni Internet ni el INEGI, dicha labor no tiene poco mérito. Los datos son precisamente lo que vuelve interesante para cualquier lector este libro de recuerdos de Tello Macías. No hace falta saber nada de los temas especializados que se van desglosando conforme avanza el relato de la vida del autor para darse cuenta de que las entretelas de la administración pública están llenas de intereses, conflictos internos y luchas ideológicas. A través del retrato de funcionarios e instituciones, Tello Macías nos ofrece también una radiografía del sistema político mexicano que se hizo del poder durante el siglo pasado. Sobra decir que con el ascenso del PAN a la presidencia en el año 2000 muchas trayectorias públicas, reprobables o ejemplares, se vieron suspendidas de forma indefinida, obligando a distintos funcionarios a buscarse un lugar dentro de la academia.

“Ahora recuerdo”, de Carlos Tello Macías, es, además, una obra sobre las modificaciones sufridas por las diferentes dependencias que, aún hoy, conforman la administración estatal, sobre todo en el rubro de las finanzas y el gasto público. A lo largo de los últimos 50 años ha habido de todo: secretarías que cambiaron de nombre y ampliaron o disminuyeron su campo de acción, subdepartamentos que se desprendieron de los departamentos existentes para atender mejor asuntos específicos o temporales, oficinas y despachos que surgieron o desaparecieron a criterio del presidente en turno, etc. En este sentido, “Ahora recuerdo” es un documento histórico invaluable para todo aquel interesado en la historia de las instituciones económicas de nuestro país. No obstante, parece que hay cosas que no cambian ni con el paso del tiempo, como la importancia capital —nunca mejor dicho— que siempre ha tenido la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el destino financiero de nuestro país. Escribe Tello Macías: “Durante muchos años, las relaciones del gobierno federal con los grupos de poder económico, las entidades federativas y los organismos económicos y financieros en el exterior, se procesaron a través de la SHCP. En los corredores de Palacio Nacional, su dirección oficial, se recibían propuestas y quejas, se resolvían conflictos y se procesaban soluciones. Los funcionarios de Hacienda constituían, por así decirlo, la curia del gobierno mexicano. Los llamábamos il Vaticani. Siempre trabajaban en corto. Como se hace en muchas otras partes del mundo. Sin intervención de los medios de comunicación social y sin que mucha gente lo supiera.”

En suma, gracias a “Ahora recuerdo” el lector sabrá quién fue quién en la política arancelaria del país y qué dependencias ejercían el control presupuestal durante los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Todo ello aderezado con anécdotas, semblanzas y diversos recursos autobiográficos que harán más ligera y agradable la lectura.

Por Logsan Castañeda

- Carlos Tello Macías: “Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica en México”. México, Debate-UNAM, 2013, 477 pp.

Imagen: Portada del libro “Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica en México”, de Carlos Tello Macías.
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EL GRAN FRACASO. LAS CIFRAS DEL DESASTRE NEOLIBERAL MEXICANO. MARTÍ BATRES GUADARRAMA. PDF

EL GRAN FRACASO. LAS CIFRAS DEL DESASTRE NEOLIBERAL MEXICANO. MARTÍ BATRES GUADARRAMA. by César Reyes

domingo, 23 de marzo de 2014

INSEGURIDAD EN EL ESTADO DE MÉXICO ES CONSECUENCIA DE LA INJUSTICIA SOCIAL: ABEL PÉREZ ZAMORANO

ESTADO DE MÉXICO: INSEGURIDAD Y POBREZA CRECIENTES

 

Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Profesor-Investigador en la División de Ciencias Económico-Administrativas de la Universidad Autónoma de Chapingo

Abel Pérez Zamorano

Si en general es verdad que delincuencia e inseguridad están estrechamente asociadas a pobreza y bajo nivel educativo de la población, esta tesis se ve confirmada con creces en el Estado de México, como lo muestra la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2013 (ENVIPE) del INEGI. Por razones de método, vale aclarar que en ese ejercicio de cuantificación se emplea un indicador llamado “tasa de prevalencia delictiva”, que relaciona el número de delitos con el tamaño de la población, para evitar los sesgos que implicaría el empleo de números absolutos, que permitiría atribuir el número de delitos al de habitantes; ese factor, pues, queda descartado. Veamos ahora el panorama que registra la encuesta. En principio, el 90.7 por ciento de los mexiquenses expresan temor por su seguridad, siendo éste el porcentaje más alto en todo el país; y tal percepción no es meramente subjetiva: entre 2010 y 2012 la entidad pasó del séptimo al primer lugar nacional en materia de delitos, el mayor incremento en todo el país; en el estado se comete el 40% de los robos o asaltos en calle o transporte público, siendo que su población representa el 14% del total nacional.
 

No dejan de llamar la atención dos circunstancias más. Primero, que el porcentaje de denuncias de delitos ante las autoridades es muy bajo: en 2011 apenas el 11 por ciento, y al explicar este comportamiento, el 73 por ciento de los encuestados respondió que no lo hace porque piensa que no encontrará atención positiva a su demanda, razón por lo demás fundada, pues la entidad registra el más alto nivel de impunidad y fue la peor calificada en materia de atención a víctimas. Al recoger la opinión por entidad federativa de quienes en 2012 denunciaron delitos, en el Estado de México el 67 por ciento de ellos calificaron el trato del gobierno como malo o muy malo. En segundo lugar, no puede menos que sorprender que la entidad ocupe el primer lugar en delincuencia juvenil: 40.7 por ciento de los delincuentes identificados tenían 25 o menos años de edad, fenómeno perfectamente entendible si consideramos que el Estado de México ocupa el primer lugar en número de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

Como decíamos al inicio, la delincuencia es un fenómeno estrechamente ligado a desempleo, pobreza, falta de oportunidades, de servicios públicos, vivienda y educación, y a la ausencia de expectativas de progreso social. Es, en una palabra, hija de la marginación social, el abandono y la pauperización, circunstancias que predominan hoy en el Estado de México, donde, según el Coneval, entre 2010 y 2012, el porcentaje de personas en pobreza aumentó de 42.9 a 45.3, ocupando el estado el cuarto lugar en ese proceso, sólo después de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, aunque a diferencia de aquellas entidades, fundamentalmente se trata aquí de pobreza urbana; tan sólo en los dos últimos años se agregaron 616 mil nuevos pobres. Y no sólo la pobreza en general, sino la extrema laceran la vida de la sociedad mexiquense: hay en el estado un millón 200 mil personas cuyos magros ingresos les impiden adquirir la canasta básica alimenticia (Secretario ejecutivo del Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social), una violenta paradoja, pues siendo la entidad una de las más industrializadas, y segunda en contribución al PIB, ocurre que en municipios como San José del Rincón, San Felipe del Progreso, Ixtapan del Oro, Donato Guerra, Zumpahuacán, Sultepec y Luvianos, el 80% de la población sufre pobreza extrema (Coneval 2012). El estado ocupa el tercer lugar nacional con hambre, pues 31.6 por ciento de la población tiene carencias para acceder a la alimentación, superado en esto sólo por Guerrero y Tabasco; “… estamos hablando de personas que tienen un ingreso menor a los dos mil pesos al mes (Fuente: delegado de SEDESOL en el Estado de México, Fernando Alberto García Cuevas). Desde que inició la actual administración estatal, la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta alimentaria con el ingreso proveniente únicamente de su trabajo se incrementó 19 por ciento (Coneval).

Por otra parte, la entidad ocupa el tercer sitio en trabajadores en el comercio informal, donde labora una tercera parte de los ocupados (Presidente de la Canaco-Servitur; ENOE, 2012). Pero ante este cuadro de escandaloso deterioro del bienestar social, lo más preocupante es la extrema insensibilidad del gobierno y las empresas; particularmente la voracidad del monopolio del transporte resulta insaciable, y viene a agravar las cosas. Para favorecer las ganancias del pulpo camionero, en los últimos tres años el costo del pasaje registró un incremento acumulado de 63 por ciento; nada que ver con el porcentaje de incremento salarial; de hecho, en el Estado de México se cobran las tarifas más elevadas (Fuente: SCPT). Ocupa asimismo, según INEGI, el deshonroso tercer lugar nacional en desempleo, y del total de trabajadores asalariados, poco más de la cuarta parte están afiliados al IMSS (Fuente: STPS).
 

En este ambiente social, no es de extrañar que la delincuencia haya crecido exponencialmente, pues no existen condiciones para una vida digna, y, en cambio, predomina una profunda y creciente insatisfacción social, fermento social idóneo de crispación y malestar. Consecuentemente, los altísimos niveles de inseguridad antes descritos no podrán abatirse, como viene intentando infructuosamente el gobierno del estado, mediante sometimiento físico, con más cárceles y policías, y acallando el descontento. La solución es social y debe ser efectiva, e implica la plena satisfacción de las necesidades de todos los mexiquenses, lo cual demanda una mejor distribución del ingreso. Ante tal estado de cosas sólo resta a los habitantes de más bajos recursos hacerse escuchar y respetar, y, así, convertidos en una fuerza política respetable, reclamar colectivamente sus derechos. Si ellos generan tanta riqueza, es preciso que su esfuerzo les sea justamente retribuido, con mejores salarios, prestaciones laborales de ley y un gasto público efectivamente orientado en beneficio de los sectores de más bajos ingresos.

Fuente: www.la-verdad.com.mx/estado-mexico-inseguridad-y-pobreza-crecientes-45019.html

jueves, 20 de marzo de 2014

Gerardo Esquivel Hernández: La simulación del seguro de desempleo

 

Ayer se publicó en la Gaceta Parlamentaria el dictamen de las Comisiones Unidas de Seguridad Social y de Hacienda y Crédito Público en el cual se aprueba un proyecto de decreto que incluye, entre otras cosas, los mecanismos de funcionamiento del llamado Seguro de Desempleo. En el mencionado dictamen se concluye que, a diferencia de lo que se había planteado en la iniciativa originalmente presentada, “no es dable la creación de una Ley de Seguro de Desempleo” sino que todas las disposiciones correspondientes pueden ser “incluidas en las reformas propuestas a la Ley del Seguro Social.”

Esta primera decisión de las Comisiones Unidas es muy reveladora del carácter que tiene el llamado Seguro de Desempleo que se está proponiendo: no es algo que amerite una ley en sí mismo, en parte porque no es en realidad un auténtico seguro de desempleo. Lo que en realidad aprobaron las Comisiones, y que en cualquier momento podría aprobar el pleno de la Cámara de Diputados, está muy lejos de ser un auténtico mecanismo de seguridad social que garantice un decoroso flujo de ingresos a los trabajadores en el caso de que estos llegaran a perder su empleo por razones ajenas a su voluntad.

Así, en lugar de constituir un auténtico fondo solidario con impuestos generales o una nueva subcuenta individual con aportaciones adicionales (ya sea del empleador, de los trabajadores o del gobierno) que permitieran proteger a los trabajadores frente a una eventual pérdida de su trabajo, lo que se aprobó es fundamentalmente un mecanismo que le permite a un trabajador acceder (con una serie de restricciones) a sus propios recursos que, en principio, deberían estar destinados a la eventual adquisición de una vivienda propia. Esto es así porque lo que se aprobó fue financiar al llamado seguro de desempleo mediante una parte de los recursos que hasta ahora aportan los patrones a la subcuenta de vivienda de los trabajadores. Estas aportaciones patronales, que hasta hoy son del 5% del salario y que una vez realizadas pasan a formar parte del patrimonio de los trabajadores, se propone que sean divididas de tal manera que 2% del salario siga fluyendo a la subcuenta de vivienda mientras que el restante 3% iría a una subcuenta mixta destinada a financiar el seguro de desempleo. Así, en los hechos lo que se estaría aprobando es un mecanismo que, aunque aparentemente otorga un nuevo derecho a los trabajadores, en realidad lo hace a costa de reducir la capacidad de ejercer otro: el de tener derecho a una vivienda digna. Es decir, se trata de un seguro de desempleo financiado fundamentalmente con los recursos de los propios trabajadores. Es, por lo tanto, una verdadera simulación.

Más allá de simular otorgarle a los trabajadores un nuevo derecho (algo que quizá ni siquiera les importe a los legisladores), también debe considerarse que una decisión de esta naturaleza puede tener otro tipo de implicaciones económicas para el país. Por ejemplo, es evidente que la disminución en los recursos destinados a la subcuenta de vivienda tendrá eventualmente un impacto negativo en la demanda de vivienda de los trabajadores y, por lo tanto, en el desarrollo y recuperación de este sector.

Finalmente, cabe cuestionar el destino de los recursos adicionales que obtuvo el gobierno federal como resultado de la Reforma Hacendaria. Según esto, dicha reforma tenía un carácter social precisamente porque permitiría financiar proyectos como el seguro de desempleo. Ahora sabemos que esto no es así, ya que la contribución del gobierno a este programa será mínima (0.5% de los salarios de los trabajadores para un fondo solidario). Considerando que el presupuesto del gobierno para 2014 aumentó en más de 9% en términos reales, cabe preguntarse lo siguiente: si estos recursos adicionales no serán utilizados para financiar este tipo de programas, ¿cuál fue el verdadero objetivo de la Reforma Hacendaria?

Fuente: http://gerardoesquivel.blogspot.mx/2014/03/la-simulacion-del-seguro-de-desempleo.html

"Sobre la iniciativa de Pensión Universal y Seguro de Desempleo" por Gerardo Esquivel, profesor-investigador del Colegio de México

El Dr. Gerardo Esquivel, profesor-investigador del Centro de Estudios Económicos, nos da un breve comentario acerca de la iniciativa de Pensión Universal y Seguro de Desempleo.